El Departamento de Transporte de Washington anunció hace unos días que finalmente se va a cumplir lo imposible: Big Bertha está a punto de salir del túnel en Seattle. Después de 4 años bajo tierra, y contra todos los pronósticos, la tuneladora entró al tramo final esta semana.
En este momento, según el sitio del Washington DOT, quedan 66 metros de túnel para finalmente salir a nivel de calle. Se espera que el proceso concluya esta semana, o a principios de la siguiente.
Big Bertha es una tuneladora construida en el 2013 por Hitachi Zosen, específicamente para el proyecto Alaskan Way del Washington DOT. Tiene 17.4 metros de díametro y 99 metros de longitud, y pesa unas 6 toneladas métricas. La máquina fue hecha para excavar un túnel de 2.8 metros de longitud bajo la ciudad, proceso que se calculaba en 14 meses.
Al proyecto se aplicaron todas las tecnologías imaginables de procesamiento BIM, geolocalización, monitoreo en tiempo real, y hasta se le hizo su propia cuenta de twitter a la TBM. Pero nadie tuvo en cuenta que había quedado enterrado un tubo de acero de unos sondeos de nivel freático hechos previo al túnel. 5 meses después del inicio del túnel, Bertha pegó con el tubo y se dañó la cabeza de corte. Fue necesario detener la obra para reemplazar las piezas dañadas.
Una vez reemplazada la pieza, se intentó iniciar de nuevo la excavación, pero hubo problemas de sobrecalentamiento. Cuando se investigó la causa, se encontró que uno de los sellos de la tuneladora estaba dañado, y no era posible reemplazarlo bajo tierra. Se tuvo que hacer un hueco de 37 metros de profundidad desde el nivel de calle, para desarmar la cabeza de corte y llevarla hasta la superficie, y cambiar el sello dañado. La excavación empezó bien, pero a las semanas el bombeo de nivel freático empezó a causar daños a edificios cercanos, y toda la operación se detuvo.
Una vez que se pudo llegar a la cabeza de corte, se encontraron daños adicionales a raíz del encuentro con el tubo de acero. Y nuevamente fue detenido el túnel. En ese momento STP (los dueños de la máquina) recurrieron al seguro contra daños que tenían, pero las aseguradoras se negaron a pagar, indicando que no estaba cubierto el caso, porque la máquina era inadecuada para el trabajo. Fue necesaria una demanda y un juicio para que finalmente las aseguradoras reconocieran la póliza y pagaran los daños.
Se calcula que el arreglo de la máquina costó más de 140 millones de dólares.
Una vez resuelto el problema mecánico, se siguió excavando, con casi año y medio de retraso. Dos semanas después, se formó un hundimiento en la calle sobre el túnel, y se detuvieron de nuevo las obras.
Para ese momento, se rumoraba que la Sagrada Familia de Gaudi se acabaría antes que el Alaskan Way.
En abril del año pasado, la excavación finalmente volvió a iniciar, y ha seguido sin mayores incidentes hasta ahora. Hitachi Zosen ha dicho que quieren recuperar la máquina en vez de dejarla enterrada, para reutilizar las piezas en otro proyecto. Están analizando si la desarman y la levantan por partes hasta la superficie, o si la levantan en una sola pieza y la desarman arriba. Una vez sacada la tuneladora, tendrán que pasar unos 18 meses, para que concluyan el resto de las obras necesarias para habilitar el túnel.
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